Camaró en estado puro

por Jun 25, 2013

Radio Valencia, Setiembre 2013

La exposición está en la fundación Bancaja de Sagunto, Casa Capellà Pallarés, hasta el 30 de septiembre. Su obra es reconocida por diversos críticos, galeristas, fundaciones y colecconistas de arte ensalzando la dimisión de su pintura y que cada vez va tomando mayor alza su obra como destacan las palabras que adjuntamos a continuación de José Luis Martínez Meseguer:

«Se entiende por expresionismo la deformación de la realidad para expresar de forma más subjetiva la naturaleza y el ser humano, dando primacía a la expresión de los sentimientos más que a la descripción objetiva de la realidad. Entendido de esta forma, el expresionismo es extrapolable a cualquier época y espacio geográfico no sólo al Expresionismo alemán, movimiento cultural surgido en Alemania a principios del siglo XX, uno de los primeros exponentes de las llamadas vanguardias históricas.

En este sentido, Antonio Camaró (Valencia, 1963) se siente y es expresionista. Por pasión y convicción. Le gusta representar la figura humana fundamentalmente en situaciones que nos acercan más a los sentimientos. Y es mediterráneo, pues los escenarios de sus personajes suelen ser los lugares de encuentro del Mare Nostrum: bares, cafeterías, el ágora, la plaza. Sus piezas llevan su propio espacio, su propia banda sonora, sus aromas. Sus personajes reflejan una historia que no se cuenta, todos poseen unos backgrounds, historiales o antecedentes, muy ricos, que no se aprecia a simple vista, pero cuya carga está toda ahí patente en el lienzo. Sus telas deberían acompañarse de un texto que explicara la entrañable historia que le une al artista y que ha llevado a la realización de cada obra. Todos y cada uno de los personajes son reales y vividos o con los que al menos ha tenido algunos momentos que le conmovieron de alguna manera al artista y decidió plasmarlos, hacerlos obra. Color, dinamismo y sentimiento son las notas predominantes de la paleta de Camaró. Ese discurso, su discurso, es lo que le hace estar de lleno en la práctica artística contemporánea.

El Expresionismo alemán utiliza colores violentos y una temática de soledad y miseria, reflejo de la amargura que invadió a los círculos artísticos e intelectuales de la Alemania prebélica, así como de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y del período de entreguerras (1918-1939). Ese sufrimiento provocó un deseo vehemente de cambiar la vida, de buscar nuevas dimensiones a la imaginación y de renovar los lenguajes artísticos. El Expresionismo defendía la libertad individual, la primacía de la expresión subjetiva, el irracionalismo, el apasionamiento y los temas prohibidos -lo morboso, demoníaco, sexual, fantástico o pervertido-. Intentó reflejar una visión subjetiva, una deformación emocional de la realidad, a través del carácter expresivo de los medios plásticos, que cobraron una significación metafísica, abriendo los sentidos al mundo interior. La genuina expresión del alma alemana, su carácter existencialista, su anhelo metafísico y la visión trágica del ser humano en el mundo le hicieron reflejo de una concepción existencial liberada al mundo del espíritu y a la preocupación por la vida y la muerte. Fiel reflejo de las circunstancias históricas en que se desarrolló, el Expresionismo reveló el lado pesimista de la vida, la angustia existencial del individuo, que en la sociedad moderna, industrializada, se ve alienado, aislado. Mediante la distorsión de la realidad pretendían impactar al espectador, llegar a su lado más emotivo e interior.

Igual pretende Camaró, testigo del tiempo que le ha tocado vivir, de su propio tiempo: conmover al espectador o espectadora, no dejarles indiferentes, en estos momentos convulsos, inciertos, donde no sabemos hacia dónde vamos, el artista intenta reflejar, otras realidades, otros mundos, que están ahí junto a nosotros que conviven con nosotros día a día, sólo tenemos que percibirlos. La percepción requiere participación. Siguiendo esa máxima conceptual, eso nos pide Camaró, que nos involucremos, que participemos, que están ahí, que también pueden ser nuestros amigos, confidentes, amantes. Solo hay que atreverse, cruzar la delgada línea que nos separa y descubriremos otros mundos, otros pensamientos, esos que tan magistralmente ha sabido reflejar Antonio Camaró. Gracias Toni: por ser, estar, existir, involucrarte, compartir. »

© José Luis Martínez Meseguer, 2013.

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