En un mundo marcado por la guerra, la desigualdad y el ruido, surgen instantes donde la belleza se erige en refugio y el arte en antídoto. MODAVISIÓN® 2025 fue mucho más que un desfile; fue una celebración poética de la dignidad humana. Una coreografía de tejidos y símbolos, alzada en nombre de los niños afectados por la guerra, de quienes padecen enfermedades invisibles y de aquellos que conviven a diario con realidades que la sociedad, a menudo, ignora.
Antonio Camaró, el pintor de la paz, trasciende la mera estética; su obra no desfila, sino que despierta. Camaró no pinta con pinceles, sino con ideas. En MODAVISIÓN 2025, creó una pieza única para el diseñador ganador, una pintura que era mucho más que un premio: era la promesa de un mundo más humano, justo y libre. Su presencia en el evento encarnó la dimensión espiritual del arte comprometido, aquel que no busca decorar paredes, sino despertar conciencias.
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