La firma con más de quince años de historia, es la primera casa de subastas online en España y tiene una colección de artistas nacionales e internacionales que supera las 5.000 obras con un volumen de negocio de 12 millones de euros al año
Los marchantes y galeristas Rafa Alamar y su hijo Jorge, escogen la obra de Antonio Camaró como nuevo icono del arte español del que afirman que tiene “un valor incalculable por su dimensión, plasticidad, simbolismo y compromiso con el ser humano”.
No es casualidad que la obra de Antonio Camaró haya pasado a entrar en el circuito de las subastas exclusivas de arte. Rafa y Jorge Alamar, cuarta generación de los primeros galeristas, coleccionistas y marchantes de obra en España, han puesto los ojos en la obra del pintor valenciano que se ha consolidado como uno de los nuevos valores del arte contemporáneo español.
El hecho de que los Alamar hayan decidido introducir a Camaró en su selecta y exclusiva colección de pintura, es consecuencia de la relevancia que el pintor e intelectual ha adquirido en los foros artísticos nacionales en los últimos años.
Rafa y Jorge Alamar, padre e hijo, llevan el arte en su ADN al igual que Camaró. Además de ser los representantes de Setdart en Valencia, primera casa de subastas online en España y con una sólida proyección internacional, han mamado la pintura desde la cuna y son la tercera y cuarta generación de marchantes de obra en toda España. La historia, la cultura y el arte han unido de nuevo a los Alamar y Camaró.
Toda la obra de Antonio Camaró queda ahora vinculada a los Alamar como marchantes de sus cuadros y, de ese modo, entra en el “club” de la casa de subastas Setdart como un referente más de la pintura española con proyección internacional junto a nombres como Miro, Tapies, Chillida, Picasso, Sorolla, Manolo Valdés, Antonio Saura. De este modo, Rafa y Jorge Alamar, Setdart-Valencia, ha escogido a la pintura de Antonio Camaró, “como uno de los valores pujantes de la pintura de vanguardia nacional e internacional que representa Antonio Camaró. De hecho, su obra ha participado en Foros culturales en España y Europa. Antonio, es un pintor e intelectual, con una dilatada trayectoria artística tanto en España, como Europa, América Latina, Magreb, Arabia y Asia. De hecho, es todavía el primer pintor español en exponer su obra en China en 2015 en galerías de arte privadas y para coleccionistas particulares, con más de 60 cuadros. Además, recientemente ha sido premiado por la Orden al Mérito Social Colombiano por la Asociación de Cooperación Internacional para el Desarrollo y Negocios de Colombia ACD-Colombia como reconocimiento a su trayectoria artística e intelectual y por su contribución con Iberoamérica a través de su participación en el proyecto socio-cultural Shamaim. Cuadros como “Liberté, Mon Amour”, “Zeósis”, “Homo Ethicus”, “Jamás” “L’Ho Postmoderne”, las colecciones la “Resistencial Mental” y “Vivir y soñar”, han estado presentes en foros culturales internacionales. Para nosotros la obra de Antonio Camaró tiene un valor incalculable. Sus cuadros son alegorías a la vida, al ser humano, a la libertad de pensamiento, a la defensa de los derechos humanos, por algo ha sido declarado por la UNESCO como el pintor de la Paz y la Concordia, valores que desde siempre han caracterizado a nuestra familia, tanto en el arte como en otras actividades empresariales”, comentan Rafa y Jorge Alamar. Padre e hijo han retomado la relación con el pintor que ya inició en su día, Juan Alamar, quien junto con su hermano Salvador, proyectaron la dimensión de la familia Alamar como galeristas y coleccionistas de arte nacional e internacional, iniciada en los años 40 por José Alamar Mocholí, tío paterno de Juan y Salvador.
Alamar, Setdart, Camaró y Picasso, ADN artístico y ético
Hemos retomado la relación con él, que en su día inició nuestro tío Juan desde hace más de 20 años”, comenta Rafa Alamar, quien ha trabajado codo con codo con Juan Alamar desde los años 90, consolidándole como uno de los coleccionistas de arte más jóvenes y con un gran conocimiento del negocio. Rafa Alamar representa la tercera generación, su hijo Jorge la cuarta. Ambos mantienen los valores de Juan Alamar Mocholí que coinciden con los principios y la manera de entender el arte de Antonio Camaró, que le transmitió su padre Antonio Camaró Chesa. “Ejemplo vivo de lo que supone mantener el espíritu de la resistencia mental, por su vitalidad creativa y su ánimo por vivir, pese a estar exiliado y recluido en varios países y sobrevivir al campo de concentración de Argelès-Sur-Mer”, afirma Antonio Camaró.
El compromiso ético, social y de justicia de la pintura de Antonio Camaró es la herencia recibida por su abuelo, Antonio Camaró Chesa, que fue un pintor, dibujante y cartelista integrante de la generación de artistas de los años 30 cuya obra representa un firme compromiso político-social. Estuvo exiliado en varios países y se formó en la Escuela Superior de San Carlos. Fue un artista asiduo en la Sala Blava d’Acció d’Art donde mantuvo una estrecha relación profesional con Josep Renau. También fue un icono del movimiento intelectual antifascista, hecho por el que fue perseguido y recluido en el campo concentración Argelés-Sur-Mer.
Mantuvo una relación con Pablo Picasso, “fue quien pagó para que Josep Renau y mi abuelo, entre otros artistas y amigos de Picasso, salieran del campo de concentración. Tras su salida, se estableció en Lyon, Francia, siguiendo su obra contra la violencia, el nazismo y el totalitarismo”, señala Camaró.
“Esa herencia de valores humanos, de compromiso social y ético, ha sido la herencia de mi abuelo, gracias a la acción de Picasso. Él le salvó la vida y gracias a él, mi abuelo me transmitió mi vocación por la pintura, el dibujo y sus valores, que están patentes en mi obra, en especial en Liberté., Mon Amour”, dedicado a Miguel Hérnández, «Homo Ethicus» y en “Jamás”, explica Camaró.
En “La Resistencia Mental”, Camaró rinde tributo a la figura y los valores que “combatieron mi abuelo paterno, Josep Renau y Picasso entre otros artistas e intelectuales. Si Picasso en el “Guernika” pinta un cuadro contra la guerra, en “La Resistencia Mental”, doy un paso más hacia el simbolismo figurativo que inicié con “Homo Ethicus. De pintar una oda a la vida, ahora reivindico la resistencia mental como vía para encontrar sentido a la vida en el contexto social y cultural que vivimos en la actualidad”.
El primer cuadro de “La Resistencia Mental” está dedicado a la figura de Viktor Frankl, que sobrevivió a varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. De hecho, su libro “El Hombre en busca de sentido”, “me ha servido de inspiración para dedicarle el primer cuadro de la serie, en el que el personaje simboliza la capacidad de resistencia de cualquier persona cuando encontramos un sentido a la vida, como el que tuvo mi abuelo, Viktor Frankl, Josep Renau y Picasso. El útimo cuadro de la colección “Liberte, Mon Amour”, se lo he dedicado a Miguel Hernández por su compromiso ético, por la lucha a favor de la libertad, la igualdad y la no exclusión por cuestión. Miguel Hernández pina clores con sus poemas, mi palabra es la pintura”.
Alamar y Camaró, dos apellidos unidos por el arte
Esos principios, valores y esa pasión por el arte sin fronteras son los valores que han regido siempre la familia Alamar, socios de SetdArt. La pasión por la pintura que Antonio Camaró Chesa transmitió a su nieto Antonio Camaró, es el mismo legado que Rafa y su hijo Jorge Alamar, recibieron de su tío Juan y su padre y abuelo Salvador, quienes recibieron esos valores del precursor José Alamar Mocholí.
La pasión de la familia Alamar por arte, parte del tío paterno José Alamar Mocholí, de profesión médico, en los años 40, fue abandonado progresivamente su profesión por su vocación: el arte. Y se dedicó plenamente a la compra-venta de obras de arte. Esa iniciativa artística la recogen, a mediados de los años 60, los hermanos Juan y Salvador Alamar que fundan una galería dedicada a la venta de pintura, con firmas como Sorolla, Pinazo, Mongrell, Benlliure Martinez Cubells, etc, así como objetos de arte. A medios de los 60 realizan las primeras subastas de arte en Valencia alcanzando un gran éxito tanto en número de ventas de obras de alto valor pictórico.
En 1974 Juan Alamar abre un nuevo local llamado Ebanis en la calle Cirilo Amorós, 50 de Valencia, donde continúa su formación como experto en pintura valenciana. Juasn hereda de su tío Jorge Alamar Mocholí la pasión por la pintura y emprende numerosos viajes a la Argentina, Londres, Alemania, Italia, Holanada, para rescatar numerosas obras vendidas por los hermanos Justo y Cristobal Bou, naturales de Alcora (Castellón) durante la guerra civil española y la posguerra se dedicaron a viajar por todo el mundo, como marchantes de arte realizando exposiciones y venta de los grandes maestros españoles, como Julio Romero de Torres, Joaquín Sorolla, los hermanos Benlliure, Pinazo entre otros.
Es en 1985 cuando Juan Alamar traslada su galería a la misma calle en el número 55 en la que había una galería de arte llamada Toscana, y pasa a ser Subastas y Galería de arte donde apoyado por su sobrino Rafael Alamar, hijo del antiguo fundador Salvador Alamar, continuando con los viajes y retomando las ventas a través de subastas y colaborando con otras salas de gran tradición y prestigio internacional y nacional como Sotheby´s, Chisties, Bonhams, Ansorena y Duran, entre otros.
Juan Alamar además de la pasión por la pintura, en un momento en el que en España el arte era una profesión de unos pocos entendidos, hereda de su tío Jorge Alamar Mocholí el olfato para descubrir nuevos talentos. De hecho, la galería de Valencia se convierte en los años 80 como referente y epicentro de nuevos pintores que empiezan a despuntar y que con el tiempo se consolidan los círculos artísticos y culturales por la decida apuesta de Juan Alamar. Uno de esos jóvenes es Antonio Camaró. Juan ve en su pintura una textura y plasticidad diferente a todo lo que en ese momento se estaba realizando. Ve en sus cuadros “una de fuerza expresiva, en cuanto al color, única. Sus dibujos le recuerdan mucho a Modigliani pero con la propio estilo de Camaró, sencillo, detallista y con mucha carga simbólica, algo que rompía con la pintura del momento. Eso es lo que ve mi tío en Antonio, un nuevo arte, del que siempre ha dicho que será el nuevo Picasso. En la actualidad mi tío Juan está jubilado. Junto a él he aprendido a combinar el arte tradicional, el clásico, medieval con el contemporáneo, conceptual, con el simbolismo. Y la pintura de Antonio es la suma de todos esos conceptos más una plasticidad colorista muy singular. Camaró, huye de las etiquetas, de las corrientes. Su pintura es más que arte, es un estilo de entender la vida, que encaja con la manera de ser de nuestra familia”.
Por eso, mi hijo y yo hemos retomado la colaboración que emprendió en su día mi tío Juan. Porque en la actualidad, la pintura de Antonio Camaró es diferente al resto. Camaró es Camaró”, afirma Rafael Alamar, que sigue la tradición familiar, ahora transmitida a su hijo Jorge, que representa la cuarta generación.
Ambos dirigen la galería de la Calle Cirilo Amorós 55 de Valencia, también como delegación de la casa de subastas online internacional Setdart. “Y hemos decidido fichar a Antonio y su obra porque es el presente y futuro del arte europeo”, afirma Jorge Alamar. El talento y la pasión por la pintura entre Alamar y Camaró, que inició Juan Alamar en el siglo XX, hoy en el Siglo XXI lo encarna Jorge Alamar, la cuarta generación de galeristas y coleccionistas de arte de gran prestigio en el circuito artístico.
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